De Voz en Voz /LVB No. 44

-Organizarse para evitar accidentes

-Gran injusticia en la Suprema Corte


Carlos Morales

Organizarse para evitar accidentes

-¡Háganse a un lado! ¡Háganse a un lado, por favor!, -ordenaba a eso de la una de la tarde quien al parecer es el nuevo comandante de la policía municipal, dirigiéndose a niñas y niños de la escuela primaria Gral. José Vicente Villada que salían de clases el miércoles 28 de noviembre. Por supuesto que antes de ordenar eso, el policía, sin decir agua va, ya había quitado el lazo que a esa hora diariamente colocan papás y mamás con el fin de impedir el paso de vehículos por ese tramo de Calzada del Panteón como medida obvia para que sus niñas y niños salgan con seguridad plena de la escuela.
Previo a esto, la propia institución responsable de la seguridad pública y de la vialidad, es decir, la policía municipal, había colocado una patrulla a la mitad de la avenida Juárez, por supuesto de manera improvisada, sin planeación u organización alguna, frente a decenas de carros y camiones que esperaban la luz verde del semáforo para seguir circulando por esa arteria tan importante. En consecuencia, forzadamente y en pleno desorden, los vehículos tuvieron que desviarse hacia la izquierda, por la avenida del Panteón, de uno en uno porque es muy angosto ese tramo (ya se imaginará usted la bola de saludos a la madre que recibieron los policías).
Pero esto último, que no deja de ser una arbitrariedad muy importante, es lo de menos si consideramos que por el otro lado de la calzada del Panteón, entre Juárez y 16 de septiembre, lo que la policía puso en juego fue la seguridad de niñas, niños, padres, madres, abuelos y abuelas que por la salida de clases atestaban ese tramo de calzada del Panteón, y la puso en juego porque el comandante, después de quitar de manera prepotente el lazo de seguridad mencionado, envió dos patrullas por delante (una de ellas muy bonita, de las nuevas que recibió el Ayuntamiento de parte del Gobierno del estado para apoyar labores que garanticen la seguridad de los habitantes de San Mateo Atenco) para abrirle camino a un cortejo fúnebre que pasaría por esa calle unos instantes después. Por cierto, entre las personas que participaban en ese cortejo iba la Cuarta Regidora, responsable de la comisión que incluye, entre otros aspectos, los educativos (suponemos que no estaba consciente de lo que estaba sucediendo, porque estamos seguros de que no es una persona que subestime la posibilidad de un accidente, sobre todo si éste puede sucederle a un niño o niña).
Sin duda, estaremos de acuerdo en que es muy importante todo el proceso fúnebre que acostumbramos realizar en San Mateo Atenco para despedir a nuestras y nuestros difuntos, y que concluye con el sepelio y las exequias, pero también coincidiremos en que es muy importante que en ningún momento de ese proceso se ponga en riesgo la integridad física de nadie, y menos de niñas y niños. Algún padre y algunas madres protestaron, incluso escuché a dos o tres niños decir que no se moverían, pero el comandante de la policía, levantando los hombros, hizo gestos como indicando: “¿Pues qué hago?”, como si algún superior le hubiese ordenado abrir paso, o como si estuviese obligado a hacerlo, o como si así fuera la costumbre.
Preguntamos: ¿De plano las autoridades, aun conociendo el acontecer diario de nuestro municipio, no pueden organizar con anticipación el libre circular de un cortejo fúnebre sin que nada ni nadie lo obstruya y sin poner en riesgo a nadie?
A todos y todas nos interesa despedir a nuestros y nuestras difuntas de la mejor manera, dedicando a ésta, la última despedida, el tiempo que sea necesario, y dudo que a alguien no le interese tomar las medidas necesarias para prevenir cualquier posible accidente. Hago un llamado respetuoso a nuestras autoridades para que consideren lo que aquí menciono. Ya sabemos que lo mejor de los dados es no jugarlos. (Por cierto, no quiero dejar de señalar que ya van tres o cuatro ocasiones en que durante la salida de clases de la primaria Luis G. Tapia, cuando repartimos La Voz del Barrio a papás y mamás, no vemos a policía alguno dirigiendo el tránsito en la esquina de la escuela. Alguien no está haciendo bien su trabajo, o tiene tanto que descuida uno por atender otro. Ojalá no nos estemos lamentando después).

Gran injusticia en la Suprema Corte

Amiga lectora, amigo lector, ¿usted cree que la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de exonerar al gober Mario Marín es justa? Después de las evidencias por todos y todas conocidas ¿realmente cree usted que a Lydia Cacho no se le violentaron sus derechos y garantías individuales? ¿Piensa usted que la SCJN hizo bien en no pronunciarse en relación con las redes de pederastia que subyacen a todo este asunto, según lo demuestran también las evidencias y el libro Los demonios del edén de la periodista citada? ¿Acaso está convencido(a) usted, quien lee esta columna, que hoy en día nuestro máximo tribunal de Justicia actúa imparcialmente, respetando nuestra Carta Magna y las leyes que de ella emanan?
Si sus respuestas todas son positivas, le sugerimos revise y aumente con actitud crítica y detenimiento la información que le ha hecho llegar a esa conclusión (y también diversifique sus fuentes de información), porque si a Lydia Cacho, periodista que debido al caso que nos ocupa ya es muy conocida nacional e internacionalmente, ¿qué podríamos esperar si usted o yo nos encontráramos en el lugar de la periodista? (creo que, para empezar, nuestro caso ni siquiera hubiese llegado a la SCJN). El tribunal supremo, ni más ni menos, recubrió al gober precioso, mejor dicho a los políticos corruptos en el poder (que son la mayoría) y a muchos delincuentes que los financian, pederastas o no, con una densa capa de impunidad, avalando sus actos delictivos.
Como dice Arnoldo Kraus en el periódico La Jornada: “Para quienes hemos seguido el caso de Lydia Cacho, la lamentable decisión de la SCJN transmite un mensaje muy claro: mientras nos gobiernen quienes nos han gobernado, los derechos humanos en México nunca se respetarán. Lo mismo puede decirse de la justicia y de la ética, cuya prioridad es casi nula para las autoridades mexicanas. Es obvio que si a nuestro gobierno no le preocupa exponerse ante el mundo, a pesar de la reputación de Cacho, menos le intranquiliza la suerte de millones de innominados.
“La resolución de los magistrados es lamentable por el desdén que implica contra el grueso de la opinión pública; aunque no cuento con estadísticas –no creo que existan–, comprometo mi opinión al afirmar que la mayoría de las personas enteradas del caso Marín-Cacho están convencidas de las terribles amenazas sufridas por la periodista. No sobra recordar que el meollo del asunto es el tráfico de menores con fines sexuales, tema nefando para el cual no existe perdón posible.”
¿No cree usted que se excedió la Suprema Corte en su actuar corrupto y sumiso, al que por cierto ya nos estamos acostumbrando y del que todos y todas, quizás, en cierto grado somos cómplices mientras lo sigamos permitiendo? Creo yo que cada vez resulta más una obligación de todas y todos el informarse mejor, por diversas vías, y razonar más concienzudamente nuestro voto antes de concederlo a un o una candidata, sea del partido que sea, así como posteriormente estar al pendiente de cómo nos gobiernan. O usted ¿qué opina?

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